Lola es una Bulldog Francés hembra blanco y negro. Llegó a mí remitida por el traumatólogo. Presentaba protrusión discal cervical derecha entre C3 y C4 según la RMN y TAC que la acompañaban. Además sospechábamos de otra/s posible/s lesiones a nivel lumbar por la clínica que tenía. Junto a la espalda típica de su raza presentaba otros problemas asociados respiratorios que la descartaban como candidata a la resolución quirúrgica de las lesiones. Y como siempre, la cirugía es lo último y además es el fracaso de la medicina tal y como un profesor mío repetía en plan credo para explicar, que a tiempo de operar, casi siempre estamos (evidentemente salvando algunos casos o excepciones en que es primordial y urgente).
La perrita tenía mucho dolor cervical, tanto que de normal su comportamiento desde mucho tiempo era aislarse, no jugar ni intentarlo si quiera, hacer el mínimo ejercicio posible y siempre con una actitud cautelosa, como con miedo a sufrir de nuevo la crisis aguda de dolor. Además de ese comportamiento constante tenía crisis agudas todos los días, en las que se quedaba enganchada y con rigidez en las cuatro extremidades y en el cuello. Sus dueños estaban muy angustiados por el sufrimiento de Lola.