La piometra o hiperplasia endometrial quistica, se
produce en nuestras mascotas femeninas normalmente al mes o dos meses de
terminado el celo. Afecta sobre todo a animales a partir de los siete años o,
hembras jóvenes sometidas a tratamientos hormonales o abortivos. Cursa con
apatía, polidipsia (beben mucha agua), poliuria (orina grandes cantidades),
pérdida del apetito, dificultades para levantarse o subirse a los sitios,
dilatación abdominal en mayor o menor grado, fiebre a veces y dependiendo de si
el cuello del útero está abierto o cerrado, puede haber descarga vaginal de
flujo más o menos sucio.
Lo que ocurre, es que el útero se llena de liquido de
distinta naturaleza, puede ser sangre (hemómetra), pus (piometra), agua
(hidrometra) etc, pero en cualquier caso supone un proceso inflamatorio e
infeccioso que puede ocasionar la muerte de nuestro animal si no actuamos a
tiempo. Hay que acudir al veterinario si sospechamos de esta enfermedad y el
clínico realizará pruebas complementarias para confirmar o descartar el
proceso. Una vez confirmado nos recomendarán cirugía como primera opción para
extirpar los ovarios y el útero. Dicho tratamiento es curativo y el de
elección.
Los tratamientos médicos que existen se reservan para casos muy
específicos porque muchas veces no hacen efecto o simplemente en el siguiente
celo se reproduce el problema con más virulencia. Es recomendable intervenir
quirúrgicamente en cuanto el animal esté estabilizado para disminuir las
posibilidades de que el material infectado llegue al torrente sanguíneo.