Nala fue operada de una hernia de disco lumbar en septiembre de 2015. Tras ello, su veterinario la remitió a un centro de rehabilitación. Después de muchas sesiones de cinta acuática, magnetoterapia y otras, el veterinario rehabilitador le dijo a Sergio, su dueño, que no se gastara más dinero, ya que él no creía que fuera a recuperarse, que le pusiera un carrito para andar y pañales. Sergio me contactó por recomendación de otro paciente nuestro, no estaba de acuerdo con aquel diagnóstico y pronóstico.
Si a un animal le colocamos un carro y pañales, dejamos de sacarlo a la calle para hacer sus necesidades, dejamos de premiarlo cuando lo hace bien y reprocharle cuando lo hace mal y además no podemos razonar con él, lo que va a ocurrir es que el animal se va a abandonar, va a orinar y defecar sin esfuerzo ni voluntad en el pañal cuando le venga en gana, va a correr o caminar sin esfuerzo ni voluntad confiando en el carro todos los movimientos que debieran hacer sus extremidades posteriores, etc. Como consecuencia irá a peor: el carro y el pañal no le estimulan, no facilitan la evolución, sino un estancamiento y, a partir de ahí, una degeneración neurológica y muscular.
Por lo tanto, solo se puede poner carro y pañal a animales que tengamos muy claro que no van a mejorar.
Nala no era ese caso. Había trabajo por hacer y necesitábamos unos dueños muy implicados y concienciados y una perra fuerte y luchadora, como era el caso.
En estos vídeos se puede apreciar el antes y el después de Nala.
Antes:
Después:
Caso clínico
Primera sesión. 14 de Noviembre de 2015.
No existe propiocepción en ningún miembro trasero, conserva la sensibilidad superficial y profunda, la extremidad posterior izquierda la apoya mal, la derecha se le cruza y no la apoya. Lleva pañal porque en casa orina y defeca aunque cuando la sacan con carro a veces huele y después orina. Comenzamos con acupuntura dry needle, electroestimulación y ozonoterapia.